Llegar los primeros a la escena de un conflicto, cuando los ánimos están en caliente y no ha habido tiempo de prepararse respuestas, es una gran ventaja. Por eso la profesión de Magistrado -aún con la mejora de los medios y herramientas legales, que les debiera dotar el sistema-, aparenta enorme dificultad.
Todos tenemos muy reciente el caso Bretón, y la dilación del procedimiento debido a algunos errores muy graves cometidos. En las declaraciones de los testigos que pudimos ver en televisión, quienes parecían tener claro desde el primer minuto que la versión del padre no era «sincera», fueron los policías que le atendieron en el parque.
Los funcionarios policiales son requeridos a diario para intervenir en situaciones de conflicto familiares, ejerciendo un Trabajo Social en «caliente». A esta experiencia se suma la recibida por asistir a víctimas de todo tipo de faltas, delitos o perjuicios. Así pues, algo deben saber de actitudes y gestos corporales.
Ante un cartel como éste, exhibido por distintas calles de la ciudad, en redes sociales y enviado con incredulidad vía wasap preguntando si puede ser cierto; la atención se centra en el recuerdo del caso anteriormente citado, y en unos hechos difíciles de concebir que sucedan, en relaciones personales y familiares dentro del orden habitual.
Pero el temor es libre, y hasta que un hecho irreversible no se produce, «nadie podía dar crédito que ocurriera». Pero a veces ocurre, y la «desesperación» nos puede llevar a vulnerar nuestra propia intimidad.
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