«NORMALIDAD SOCIAL» para los hijos.-

NORMALIDAD SOCIAL para los hijos

Llegar los primeros a la escena de un conflicto, cuando los ánimos están en caliente y no ha habido tiempo de prepararse respuestas, es una gran ventaja. Por eso la profesión de Magistrado -aún con la mejora de los medios y herramientas legales, que les debiera dotar el sistema-, aparenta enorme dificultad.

Todos tenemos muy reciente el caso Bretón, y la dilación del procedimiento debido a algunos errores muy graves cometidos. En las declaraciones de los testigos que pudimos ver en televisión, quienes parecían tener claro desde el primer minuto que la versión del padre no era «sincera», fueron los policías que le atendieron en el parque.
Los funcionarios policiales son requeridos a diario para intervenir en situaciones de conflicto familiares, ejerciendo un Trabajo Social en «caliente». A esta experiencia se suma la recibida por asistir a víctimas de todo tipo de faltas, delitos o perjuicios. Así pues, algo deben saber de actitudes y gestos corporales.
Ante un cartel como éste, exhibido por distintas calles de la ciudad, en redes sociales y enviado con incredulidad vía wasap preguntando si puede ser cierto; la atención se centra en el recuerdo del caso anteriormente citado, y en unos hechos difíciles de concebir que sucedan, en relaciones personales y familiares dentro del orden habitual.
Pero el temor es libre, y hasta que un hecho irreversible no se produce, «nadie podía dar crédito que ocurriera». Pero a veces ocurre, y la «desesperación» nos puede llevar a vulnerar nuestra propia intimidad.

Sean fundamentadas nuestras acciones, o fruto de un temor, lo cierto es que vivimos en una época en que las separaciones se suceden con la misma normalidad que las convivencias conyugales. Sin embargo, no se ha alcanzado la misma ‘normalidad social’ para proteger el bien más preciado de esa relación ya extinguida, los hijos.

No alcanzado un acuerdo de Custodia Compartida, el Régimen de Visitas establecido habitualmente en la Guarda -corregidme si me equivoco-, es de un fin de semana de cada dos, más, en algunos casos, de un día laboral prefijado de cada semana para el padre. Acuerdo que no siempre seduce a ambos progenitores.

Hay Sentencias que fallaron que el disfrute de la vivienda es para los hijos, y que son los padres quienes alternativamente cada mes, han de hacer la maleta.
A parte, existen también multitud de acuerdos entre las parejas: quienes todos los días pasan varias horas con el padre y madre, alternativamente después los fines de semana; o los pequeños que pasan una semana en casa de cada uno de ellos, etc.

Debiendo prevalecer el bienestar de los pequeños, resulta moralmente ilegítimo privar al hijo, en contra de su voluntad, de la visita de cada uno de sus progenitores; o alargar ese régimen de visita, sea por un presunto mes vacacional.

Son muchos los años por delante en que los críos, convertidos en adolescentes o adultos, necesitarán del apoyo, consejo adulto, o amor familiar; y en el que los padres podrán disfrutar con ellos.
Para qué ahondarles ahora, en la herida sufrida por la separación de sus padres.

Nada de lo que digo tiene relación con los carteles que han trascendido al resto de vecinos. Así pues -dejando a quienes deben actuar en este caso, con la máxima rapidez posible para salvaguardar los intereses del menor-, se hace necesario la búsqueda de la ‘normalidad social’ en el estado crítico que, de la noche a la mañana, puede ocurrir en la vida de los hijos.

Y esa ‘normalidad’ sólo llegará con el amparo de una mayor viveza legal, acorde a los tiempos.

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NORMALIDAD SOCIAL para los hijos

 

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