Hay Personajes -llámense vecinos con derechos a voto- que no se merecen que urbaser limpie las calles para que ellos las pisen (por decir algo fino y discreto).
Mientras estaba hablando hace unos minutos por teléfono desde casa he visto como un joven alto delgado, veintitantos, desenganchaba a su perro de la correa para que hiciese sus caquitas sobre el césped. Una vez acabado lo ha vuelto a atar, y se han alejado caminando. Ni un amago de recoger lo manchado, ni de acercarse a una papelera o contenedor azul en caso de que no tuviera con qué limpiarlo.
Tal vez por que estaba mirando con atención tratando de reconocer si se trataba de un profe al que llevo semanas sin ver, y tengo interés en hablar con él, he sufrido un chispazo, cogiendo una bolsa de plástico y bajando a la calle tras el tipo. Sigue leyendo