La imagen de hace unas semanas volvía de nuevo a la cabeza: Una mujer encaramada a la parte exterior de la ventana de un quinto piso, y los compañeros subiendo a la carrera las escaleras para reventar sin pensarlo, puerta, marcos y premarco a base de patadas. Y mientras en la noche sonaban los gritos desde la puerta de un bar cercano, el brazo de un compañero asomó con la explosividad de un rayo, haciendo desaparecer en una décima de segundo a la mujer por el hueco de la ventana. Pocas palabras y muchos suspiros.
…Anoche la patrulla más cercana circulaba por la calle Murrieta: “acudid rápido a la plaza ___, una mujer está a punto de caer por la ventana”. Y la imagen de aquél día recorría las emisoras de todos los uniformados.