La noche empieza acalorada; pero no en la calle sino en la Comisaría. Breve reunión entre los compañeros para tocar un asunto interno. Parece que el desacuerdo es más por las Formas que por el Fondo. En eso parecemos estar los implicados de acuerdo. Pero cada uno, claro, desde su perspectiva. Es normal que haya discrepancias en una plantilla de más de doscientas personas, ¿no?. Si pensáramos todos por igual podrían pasar dos cosas; que el sentir del grupo fuera el ética y legalmente correcto, con lo cual todo perfecto; o que la plantilla se dejara llevar por otros derroteros y acabáramos todos haciéndonos camisetas negras iguales con una serigrafía que dijese, por ejemplo, EL BLOQUE; No sé si recordáis…..

Así que aun entre discusiones, lo que MÁS APRECIO ES LA UNIÓN QUE HAY PARA EL TRABAJO EN LA CALLE. Eso es lo que prima por encima de redecillas personales. Siempre que ocurre cualquier accidente aparatoso o altercado, sea en el Turno que sea de nuestra policía, se pone de manifiesto esa colaboración entre unos y otros. Incluso entre quienes luego en los pasillos andan de morros. Así debe ser para prestar el mejor servicio a la ciudad.

La noche de hoy sábado resultó menos inquieta que la de ayer. Quizás lo más reseñable en lo que me tocó participar fueron las alcoholemias. Os cuento las dos más simbólicas que recuerdo:

Tres chicas jóvenes. Rondarían los treinta. Agradables y de buen trato. Las tres foráneas; pero una de ellas trabaja temporalmente en un municipio cercano. La conductora, 0.55mg/l de alcohol en aire expirado. Las otras dos acompañantes no se pueden hacer cargo del vehículo; una dispara la tasa, la otra cero treintaipico pero no le baja. Esta última hace lo que puede por reducir el porcentaje de alcohol de su cuerpo. Se come un Kebab que trae la amiga y bebe mucha agua. La pobre mujer está ya que no le cabe nada en la tripa. Imaginaros acabar así una noche de fiesta. Aquello ocurrió sobre las 6.30h de la mañana. No tienen a nadie que se pueda hacer cargo de su vehículo, y por tanto la grúa municipal lo trasladará a los almacenes municipales y quedará allí inmovilizado hasta que quien vaya a retirarlo haga la prueba de alcohol y de negativo. Pago de grua. Pago de taxi para que las lleve a prado Viejo. Y recuperar el vehículo para, con todo el sueño, volver a casa. O irse a casa en Taxi y volver en Taxi para hacer la prueba; mucha pasta. «Por favor, por favor….», pero pese a llevar un rato allí y esperar la demora del cambio de turno de las grúas, no se les puedo ayudar más. Son muy agradables. Reconocen su error. Intenta la chica del Kebab soplar para saber si le ha bajado la tasa, pero su cuerpo, hinchado de tanta agua y salsas aceitosas no reacciona a la velocidad que se quiere. Lástima. Al final hasta acabaron un poquillo mal y disgustadas entre ellas. Una en taxi y las otras caminando. Ojalá vuelvan por Logroño y se lleven mejor despedida y recuerdo.

Vehículo con dos ocupantes. Varones. Nos suena la cara de ambos. El conductor tiene unos ojitos de querer, y un cartel en su frente que dice: he consumido droga. Alcohol 0.00mg/l. Eso despeja dudas. Una vez apeado del vehículo se le encuentra en sus prendas un trozo de plástico conteniendo un TRIPI de esos que se pegan a la córnea del ojo (anfetamina de moda), y un trocillo pequeño de HACHÍS. Resulta evidente por sus síntomas en la cara y lo requisado, que ha consumido estupas, por lo que DEBEMOS TRASLADARLO A URGENCIAS DEL HOSPITAL SAN PEDRO PARA REALIZARLE LA ANALÍTICA DE ORINA. Lástima que, no sé porqué motivo, NO TENGAMOS DISPONIBLE el NARCOTEST (aparatillo de reciente dotación con el que hacemos los análisis de droga a través de la saliva). Llevamos un mes sin él; y en el turno de noche especialmente lo echamos en falta. El Ayuntamiento podría comprar más y se rentabilizarían en pocas semanas….Por desgracia.

El caso, como os decía, es que al conductor se le traslada por otra patrulla que dejaría de estar disponible durante una o dos horas. Hasta que obtuvo el resultado del análisis. Al final el conductor «sólo» dio positivo en Cannabis.

Un compañero recordó sus caras. Hace unas semanas interceptó ese vehículo conducido por la misma persona y en el cacheo de sus prendas se le ocupó varios gramos de SPEED que escondía en una bolsita en el interior del calcetín. También en aquella misma noche, al que ésta noche viaja de copiloto, le interceptamos con una furgoneta de trabajo -es electricista-, y pese a no encontrarle nada, ya se habría «metido» su ración, a tenor de sus síntomas, los útiles de consumo, y de lo que reconocería él mismo. Ninguno de los dos es vecino de Logroño.

Así está el patio.

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