Eran las 13 horas y no había parado de llover camino al Juzgado al salir de casa esta mañana. La ciudad se ve distinta cuando duermes poco después del turno saliente de noche. También ves menos, pero acostumbrado a la ruta, las primeras farolas y señales de tráfico no suponen un problema.
El «chirimiri» al paso por la fuente Murrieta permitía tuitear el magnífico paisaje nevado de la Sierra Cantabria. «Por lo menos la lluvia sufrida anoche sirve para alegrar la vista y decorar el invierno», soñaba aún medio dormido.
El Juicio fue rápido. Hubo conformidad y sólo entró el detenido para firmar y escuchar su sentencia. Sigue leyendo